El agua constituye uno de los recursos más valiosos para la calidad de vida y el desarrollo de las sociedades modernas. De su buen uso depende en gran medida nuestro futuro. Pero se trata de un bien público objeto por tanto de derechos ciudadanos. Por ello el énfasis de la nueva política de aguas debe de ponerse en el control, la supervisión, información, la transparencia y a la participación en un servicio que debe ser garantizado a los ciudadanos/as.
Para ello, es necesario crear ámbitos de consenso que se concreten en un nuevo marco regulatorio donde se definan las reglas básicas del modelo (transparencia, rendición de cuentas, participación social) que conduzca hacia el objetivo final de la sostenibilidad económica, social y ambiental.
En esta actividad por tanto, se pretenden exponer los objetivos fundamentales, como son el análisis de experiencias concretas de consenso entre gestores hídricos, consumidores y responsables públicos para posteriormente debatir sobre los postulados políticos y administrativos en la gestión del agua.