La gobernanza, en sentido amplio, hace referencia a los procesos de interacción y toma de decisiones entre actores implicados en un problema común. El concepto va más allá de las nociones tradicionales de gobierno o autoridad política, integrando a otros actores, redes, instituciones informales y estructuras de incentivos que operan a varios niveles de la organización social (IPCC,2014a:19).

La gobernanza climática ha sido definida como “el conjunto de mecanismos y medidas orientados a dirigir al sistema social hacia la prevención, mitigación o adaptación a los riesgos planteados por el cambio climático”[1]. De acuerdo con esta definición, la gobernanza climática puede concebirse como un fenómeno amplio que comprende no sólo la creación de políticas por parte de los estados sino todo el conjunto de procesos a través de los cuales se genera y ejerce autoridad en relación con el cambio climático y la sostenibilidad. Se incluye la definición de políticas por parte de los estados, pero también por parte de muchos otros actores, como organizaciones no gubernamentales, empresas o municipios, que operan en escalas diversas (IPCC, 2014a:19).

¿Por qué es importante la cuestión de la gobernanza?

La vulnerabilidad de un país, una región o una ciudad al cambio climático no sólo depende de los factores climáticos. En concreto, el AR5 identifica las capacidades de gobernanza como uno  de los aspectos que han influido significativamente en el pasado en el desenlace de las crisis relacionadas con los riesgos climáticos (IPCC, 2014b: 40) destacando que constituye un elemento crítico para el desarrollo de respuestas de adaptación y mitigación adecuadas.

La gobernanza del CC plantea retos notables, entre los que destacan (Medawcroft, 2010):

·         Cambios de gran envergadura: el conjunto de cambios requeridos para la mitigación y la adaptación son de gran calado. En algunos aspectos, las transformaciones requeridas no tienen precedentes.

·         Incertidumbre: existen sustanciales incertidumbres sobre aspectos clave tales como la sensibilidad del sistema climático o los impactos específicos que provocará el cambio del clima. La toma de decisiones en contextos con elevada incertidumbre es, si cabe, más compleja.

·         Distribución equitativa de esfuerzos y beneficios: el cambio climático y las medidas de respuesta afectan a diferentes grupos y sectores de formas diversas. Repartir los esfuerzos de forma justa y equitativa resulta esencial.

·         Largos marcos temporales: los ciclos electorales de 4 años deben compaginarse con los largos plazos que requieren las políticas climáticas.

Algunos instrumentos clave para la gobernanza de la adaptación:

-          Las estrategias, planes y programas (Estrategia Europea de Adaptación, Plan Nacional de Adaptación, planes regionales y locales…)

-          Los sistemas de intercambio de información (Plataforma europea, Adaptecca…)

-          Los órganos de coordinación interadministrativa

-          Los órganos colegiados de participación

-          El sistema educativo

-          Los actores mediadores entre ciencia y política (asesores científicos, asociaciones científicas, servicios climáticos…)

-          Los actores mediadores entre ciencia y sociedad (divulgadores científicos, medios de comunicación…)

-          Las redes sectoriales y temáticas (Mayor Adapt, Red Española de Ciudades por el Clima, Programa de Seminarios del PNACC y otros)

En España, el conjunto de actores en materia de adaptación es creciente y asistimos a una actividad progresiva por parte de las empresas, las universidades, las organizaciones no gubernamentales o los municipios.

El valor de las redes

En un momento en el que hay un conjunto crecientemente amplio y diverso de actores interesados en la adaptación, las redes, sectoriales y temáticas constituyen instrumentos esenciales para el intercambio de información, el aprendizaje compartido, la deliberación, la cooperación en el desarrollo de proyectos y la orientación de políticas públicas.