La Fundación Global Nature es una entidad sin ánimo de lucro que trabaja desde hace más de 20 años en la conservación de hábitats y especies. También desde sus comienzos la Fundación ha trabajado con el sector agrario para conseguir una actividad competitiva al tiempo que respetuosa con el medio ambiente.

En este sentido, la Fundación Global Nature se ha centrado en el desarrollo de indicadores ambientales (indicadores energéticos, climáticos, del impacto sobre la biodiversidad, sobre el uso del agua, etc.) con el objetivo de tener una visión objetiva de la actividad agrícola así como para poder valorar los servicios ecosistémicos prestados por este sector. El acompañamiento a los agricultores (asesoría voluntaria a agricultores en aspectos ambientales innovadores) nos ha permitido conocer entre otros el papel que juega la agricultura española en la conservación de especies amenazadas, como sumidero de carbono o en el mantenimiento de hábitats de interés.

Una de las experiencias piloto más interesantes ha sido el apoyo a los agricultores de secano en Castilla León y Castilla La Mancha para el cultivo de legumbres. Los sistemas cerealistas de hace varias décadas combinaban el cultivo de cereales con la rotación de leguminosas, con el fin de mejorar los suelos y prepararlos para cosechas de grano más exigentes. La introducción de fertilizantes minerales nitrogenados, y en algunos momentos los precios favorables de los cereales, ha conllevado la desaparición progresiva de la rotación con leguminosas. Sin embargo, los indicadores analizados señalan que las rotaciones con leguminosas conllevan una menor presión de fertilizantes minerales nitrogenados, una menor presión fitosanitaria, menores emisiones de gases de efecto invernadero, una mayor presencia de flora mesícola (flora adventicia rara) así como una mayor presencia de aves esteparias.

Con el fin de apoyar a los agricultores que siguen practicando la rotación con leguminosas, la Fundación ha emprendido experiencias piloto en Castilla La Mancha y Castilla León para una comercialización diferenciada de estas legumbres, haciendo evidente la relación de este cultivo con los servicios ambientales prestados. Esta comercialización diferenciada supone una situación gana-gana para todos los actores implicados así como un apoyo directo al sector ya que permite vender y comprar los productos agrícolas a precios más justos, diversificar riesgos y por tanto generar alternativas viables y sostenibles de desarrollo rural. Se trata también de una nueva forma de relación entre el sector agrario y el tejido conservacionista, que se reconocen intereses mutuos y descubren nuevas sinergias para el futuro.