En el sector industrial cerámico (SIC) el secado por atomización de la arcilla molturada en suspensión acuosa, proporciona al resto de procesos un material homogéneo, con un grado de humedad óptimo y que permite la estabilidad y calidad del producto acabado. Intensivo en energía, necesita aire caliente a temperaturas de 500 ºC quemando un caudal elevado de gas natural con importantes emisiones de gases de efecto invernadero. El consumo relativo de energía y emisión bruta de GEI, se han reducido al cambiar aire caliente de combustión directa por gases de escape de turbina a gas natural acoplada a generador eléctrico.

Se trata de un sistema de cogeneración con la cualidad del autoconsumo y de entregar energía para consumidores de energía eléctrica situados en su entorno. Así el SIC en Castellón, cluster caracterizado por concentrar en un área reducida productores y consumidores de energía eléctrica (fabricantes de cerámica, de esmaltes y plantas de atomizado), constituye, "per se", una red inteligente ("smart grid") reduciendo distribución y pérdidas eléctricas en transporte.

La introducción del impuesto del gas en el año 2012, la eliminación de la tasa por eficiencia y mejora de factor y la reciente reducción en la retribución de la energía eléctrica entregada a la red, ha dejado al proceso de cogeneración en atomizado en una situación que desaconseja la utilización del binomio turbina-atomizador y provocando un reducción importante en la rentabilidad conjunta del SIC, pues es posible sustituir el atomizado por otra materia prima.

Al tratarse de un sector eminentemente exportador, este hecho, que no es fruto de las condiciones del mercado o de la capacidad competitiva de la industria sino de una medida de la administración, constituye un nuevo quebranto en los balances de las empresas del sector cerámico de Castellón y en sus posibilidades de competir en los mercados internacionales.

Provocará en algunas de ellas que sufren una situación financiera más delicada y con resultados delicados, renunciar a luchar por la supervivencia y cesar en sus actividades. Además no es exagerado suponer que organizaciones bien estructuradas y con poder de inversión, acostumbradas ya a competir globalmente, consideren el movimiento estratégico de deslocalizar su producción hacia regiones geográficas con disponibilidad de energía adecuada, entorno social, logístico e industrial adecuados y con costes de entorno más favorables.