El Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de efectos de los excesos de temperatura sobre la salud (en adelante Plan Nacional) se inicia en 2004, tras el impacto en la mortalidad observado durante la ola de calor producida en Europa el año anterior. El exceso de mortalidad asociado a exceso de temperaturas supuso un punto de inflexión en la consideración de las autoridades de salud pública como un problema de salud pública emergente por su riesgo atribuible creciente, por el envejecimiento poblacional y por el incremento previsto en la frecuencia de olas de calor debido al calentamiento global. El objetivo del balance 2004-2013 es sistematizar la información generada e identificar aspectos críticos del Plan Nacional que requieren profundización para garantizar una prevención eficaz frente a excesos de temperatura.

El Objetivo general del Plan Nacional se ha mantenido constante y dirigido a la prevención de daños y reducción del impacto sobre la salud por exceso de temperatura. La estrategia se ha basado en el desarrollo del sistema de Información ambiental (temperaturas), la información anticipada a la población y a profesionales sanitarios y de servicios sociales, la implantación de un sistema de información sobre mortalidad y morbilidad, la coordinación con actores clave y la alerta a los dispositivos asistenciales en base a niveles definidos de superación de temperaturas umbrales (percentil 95 y temperatura de disparo de mortalidad). La aplicación efectiva del Plan Nacional le corresponde a la Comisión Interministerial. El Plan ha venido activándose anualmente entre junio y septiembre.

Entre 2004 y 2013, la proporción de niveles de alerta tres o rojo no ha superado el 0,05% del total de niveles de cada temporada y la de niveles de alerta 2 o naranja se situó entre 0,03% (2007) y 1,31% (2012). El sistema de monitorización de la mortalidad diaria que provee información sobre la mortalidad por todas las causas observadas sobre la esperada, ha mostrado que con los criterios establecidos hasta ahora, las mayores concordancias en el tiempo se observan en los veranos en los que hay menos niveles de riesgo de temperatura que se correspondieron con menores incrementos de la mortalidad, en 2007, 2008 y 2011. La tasa de mortalidad por calor ajustada por edad se ha situado entre 0,76 y 3,25 por millón en 2007 y 2004 respectivamente. La mortalidad por calor fue mayor en hombres que en mujeres, salvo en 2012. El grupo de personas con 75 y más años acumuló el 28,1% de los fallecimientos en el periodo analizado.