No obstante, tradicionalmente, la responsabilidad de conservar y proteger los espacios naturales ha recaído en la administración pública. La colaboración entre público y privado parece ser la clave para una conservación eficaz, permitiendo la toma de conciencia de la sociedad en la protección del patrimonio natural. Como bien se establece en la Declaración de Montesquiu la custodia es: 'el conjunto de estrategias diversas (de educación, de gestión, de mediación, de desarrollo comunitario...), que pretenden favorecer y hacer posible la responsabilidad en la conservación y uso adecuado (sostenible) del espacio terrestre, fluvial y marino y de sus recursos naturales, por parte de propietarios y usuarios de este territorio, y se dirige principalmente a la propiedad privada'. Desde sus inicios las actuaciones puestas en marcha por EPlan se han enfocado en sensibilizar a los ciudadanos sobre los valores naturales de sus entornos; fomentando un sentido de pertenencia, de identidad social y el concepto del bien común en los espacios naturales. Esta perspectiva, primeramente aplicada en acciones de voluntariado (restauración en ríos, acondicionamiento de sendas, limpieza de litorales, entre otras) ha permitido alcanzar los objetivos de protección propuestos en los proyectos, así como ha favorecido el éxito en termino de mantenimiento y conservación de las intervenciones a lo largo del tiempo. Por lo que, paulatinamente, EPlan se empezado en la custodia del territorio aplicando otra forma de implicación directa de la sociedad en la conservación. Comenzando con una primera finca, en el Berro, cerca del Parque Regional de Sierra Espuña (Región de Murcia). Actualmente la asociación ha subscrito tres acuerdos de custodia, dos con privados y uno con una entidad pública, con posibilidad de aumentar en numero y extensión los mismos hasta la Comunidad Valenciana. Siendo, en la actualidad, entre las primeras organizaciones a establecer un acuerdo de custodia fluvial en el río Segura. La colaboración entre público y privado coadyuvada por entidades sin animo de lucro resulta ser efectiva en la búsqueda de estrategias de protección y desarrollo compatible con la salvaguardia. No obstante una de las mayores dificultades, contrariamente a lo que se pueda pensar, no es la concienciación de los propietarios en cooperar en las actuaciones, cuanto la falta de financiación para planes de custodia y actuaciones. Así como el poco reconocimiento concedido a los propietarios para el esfuerzo de conservar y buscar otra forma de desarrollo, factible a través de una fiscalidad favorable a los promotores de acciones de conservación.