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La Estrategia Europa 2020 para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, busca un cambio de una economía denominada lineal (extraer, fabricar, consumir y eliminar) basado en la abundancia, disponibilidad y facilidad de obtención y eliminación barata de los recursos, hacia una Economía Circular que pretende mantener el valor añadido de los productos el mayor tiempo posible, reteniendo los recursos en la economía cuando el producto ha llegado al final de su vida útil y excluyendo los residuos.
Existe en Europa un agotamiento de materias primas fundamentales para la economía y la calidad de vida de los ciudadanos, además de una gran dependencia de mercados exteriores con distintos riesgos geopolíticos. Asimismo, existen determinados materiales cuya presencia empieza a ser escasa en el Plantea y se prevén futuros problemas de abastecimiento. En este sentido, La Unión Europea en 2011 (COM (2011) 25 final), suministró un listado de 14 materias primas críticas (ampliada en junio de 2014 a 20 sustancias), que son aquellas que poseyendo una importancia económica en Europa, poseen un alto riesgo de suministro y un elevado volumen de importación proveniente de fuera de la UE.
Esto provoca que la recuperación de materiales de los residuos como fuentes de materias primas secundarias, cobre una especial importancia, muchos de los cuales provienen de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), pero que requiere por un lado de grandes inversiones en I+D+i y en una gestión que permita aumentar los porcentajes de recogida de estos residuos y su llegada a las plantas de tratamiento, evitando los procesos de robo y canabalización de residuos.
Las figuras de subproducto y fin de la condición de residuos determinadas en la Directiva Marco de Residuos (Directiva 2008/38/CE) y transpuestas al ordenamiento jurídico español en la
Ley 22/2011 de residuos , suscitaron ya un gran debate en la pasada edición del Conama2012 .
Dichas figuras tienen por objeto eliminar determinadas barreras de gestión asociadas a los residuos, apoyar los mercados del reciclaje, aprovechar las potencialidades que posee el reciclaje y que aún no han sido utilizados y establecer reglas del juego claras y uniformes dentro de la Unión Europea, con el objeto de obtener un mayor aprovechamiento de los recursos que en determinadas partes de la cadena se desechan y que pueden ser utilizadas como materias primas secundarias.
No obstante, son aún figuras incipientes, con complicadas reglamentaciones que aún requieren de desarrollo, difusión y práctica por parte de los sectores industriales y que necesitan ser debatidas para arrojar soluciones que permitan optimizar los trámites administrativos, agilizar las operaciones, mejorar los procesos de control y seguimiento, etc.
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